13 enero 2010

Supuestamente

La semioscuridad de un restaurante italiano les sirve de improvisado punto de reunión. En una calle demasiado transitada bajo la luz del Sol, pero perfectamente anónima cuando el día ya apura sus últimas horas, esa pizzería casi vacía supone el perfecto enclave para que cinco sombríos personajes decidan los destinos de un país sin que nadie sospeche, con sus todoterrenos en la puerta y guardaespaldas aposentados en la entrada del local. "Tenemos el apoyo de nueve diputados de la Asamblea", susurra una señora de exagerado aire burgués a los cuatro hombres que la rodean. El más corpulento de ellos, que luce una presuntuosa americana sobre una camiseta demasiado ceñida, lleva la iniciativa de una conversación a la que a ratos se añade también una voz desde el altavoz del teléfono. "Yo le garanticé a Àlvaro (el presidente Àlvaro Uribe) que le ayudaría con la Cámara, pero él a cambio tendría que moverse en el Senado", detalla, mientras un tercer hombre, desgarbadamente estirado sobre su silla, añade al cabo de un rato que "depende de Santos (ex ministro de Defensa colombiano); sin Santos no es nadie". Las conspiraciones se ajetrean a un ritmo frenético, a veces comprensibles, otras en susurros imperceptibles. "Apostaríamos por un hombre del partido (...), en la universidad tenía los mejores porcentajes de votos", dice la mujer. "¡Pues podría seguir estudiando!", replica con sarcasmo otro de los componentes del grupo. "Ya he hablado con el ministro", se oye al cabo del rato. Todo bajo la mirada de un quinto hombre, de un cierto aire pijo-intelectualoide, a los que el resto se dirigen como "diputado". Interviene poco, observando en silencio, sin perder detalle de un parloteo supuestamente velado por el secreto de un restaurante de una calle apenas transitada, de un local casi vacío en su totalidad. Si no fuera por esos una pareja de turistas españoles que cenan a menos de cinco metros, supuestamente demasiado centrados en su helados de tres sabores. Supuestamente, aburridos el uno del otro en unas vacaciones a Colombia. Supuestamente, ajenos a sus maquinaciones. Supuestamente...



(Tres todoterrenos y otros tantos guardaespaldas flanqueaban el lugar de los hechos)

1 comentarios:

Carola Solé Casas dijo...

joder, i jo que pensava que us havien enviat una convocatòria de premsa per fer un "live" :P

en el lugar y la hora justa, eh!
ojalà sempre fos així d'improvisadament interessant

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