Antanas Mockus, el fulgurante ascenso de la vía alternativa en Colombia
Àlex Cubero
EFE Bogotá
Justo cuando los sondeos de cara a las elecciones presidenciales colombianas del 30 de mayo le sitúan en segundo lugar tras un fulgurante ascenso, el peculiar y excéntrico candidato del Partido Verde, Antanas Mockus, anunció que padece del mal de Parkinson, aunque en todo caso no afectaría a su capacidad de gobernar.
A punto de cumplir 58 años, el ex alcalde de Bogotá en dos periodos (1995-1997 y 2001-2003) se ha erigido en la vía alternativa a los hasta hace poco candidatos favoritos, el oficialista Juan Manuel Santos (Partido de la U) y Noemí Sanín (Partido Conservador), a la que ha desplazado del segundo lugar en intención de voto.
Filósofo y matemático de ascendencia lituana, este peculiar político, considerado un niño prodigio, es por su controvertida personalidad y su difícil carácter el candidato que a priori menos debería conectar con la ciudadanía colombiana.
Sin embargo, su eficiente y transparente gestión como alcalde de Bogotá y el haberse alzado como la "tercera vía" a la estela de la política de "seguridad democrática" del presidente Álvaro Uribe, le ha impulsado sorprendentemente no solo en los sondeos, sino también en redes sociales de Internet, como Facebook o Twitter.
Un salto en el que influyó la propuesta que hizo al ex gobernante de Medellín y candidato por el independiente Movimiento Ciudadano, Sergio Fajardo, para que sea su compañero de fórmula y candidato a vicepresidente por los Verdes.
Ambos políticos registraron elevados índices de popularidad en sus periodos como alcaldes de las dos principales urbes colombianas y recibieron numerosos reconocimientos internacionales.
Mockus empezó a ser conocido en el país cuando, siendo rector de la Universidad Nacional, se bajó los pantalones y mostró el trasero ante todo un auditorio, cuando unos estudiantes no le permitían seguir con su conferencia. Pese a que sus excentricidades abarcan también su boda en un circo montado en un elefante o agarrarse los genitales frente a una multitud, muchas de ellas responden al carácter didáctico que siempre impregnó su Alcaldía, con políticas muy creativas de fomento de la cultura ciudadana, basadas en la protección a la vida.
Así, se vistió de superhéroe para alentar a los bogotanos a ser "superciudadanos", acudía a su despacho en bicicleta y apareció en televisión enjabonándose en la ducha con el grifo cerrado, para fomentar el ahorro de agua. También llevó al palacio presidencial una espada de plástico para reclamar un mayor presupuesto y repartió millones de tarjetas amarillas o rojas para que los bogotanos calificaran, sin violencia, las actitudes de sus conciudadanos.
Ahora, como candidato presidencial en unas elecciones marcadas antes de su inicio por las luces y sombras de la "seguridad democrática" uribista, Mockus enarbola la bandera de la "legalidad democrática", basada en el "respeto de la ley", así como en la transparencia de sus anteriores gestiones.
Es este discurso sin tapujos y su política clara los que se han plasmado ahora en el reconocimiento público, ante varios medios de comunicación colombianos, de que padece un principio de mal de Parkinson, justo cuando los sondeos le eran más favorables y los médicos le recomendaron que no lo anunciara a sus electores.
Discreto en las primeras encuestas, Mockus pasó a ser a finales de marzo el tercer candidato en intención de voto, aunque lejos de poder acceder a la segunda vuelta en las elecciones, una posibilidad que se concretó esta semana, cuando dos sondeos revelaron que este filósofo ha desplazado a la ex canciller Sanín y ya acecha, a menos de cinco puntos, al ex ministro de Defensa Santos, el delfín de Uribe.
Se trata de la "Ola Verde", según definió él, sobre la cual surfea Mockus, en la que ni siquiera el golpe de viento en contra que puede suponer el anuncio de enfermedad que padece amenaza con tumbarlo en su decidido camino hacia la Casa de Nariño para dar un vuelco a la política colombiana.
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